jueves, 21 de noviembre de 2013

La situación industrial de España respecto a los demás países europeos era atrasada puesto que nos faltaba potencia y un mayor nivel de desarrollo económico. Sin embargo, España trato de no dejar pasar este tren e intentó asemejarse a países como Francia o Gran Bretaña.
Algunos aspectos que tenían a España atrasada trataron de mejorarse como la duplicación del tendido ferroviario permitió y el aumento espectacular del número de viajeros y del volumen de mercancías transportadas. También se mejoró la red de carreteras, se extendió el servicio de correos, se difundió el telégrafo y la energía eléctrica comenzó su difusión. Por ejemplo, en 1882 ya había iluminación de este tipo en Barcelona y en Madrid.

La industrialización esta fue muy lenta, localizada y sin planificación alguna. Fue la época en la que se asentó el capitalismo industrial español. Se extendió principalmente por:
La industria en Cataluña se centró en la producción de algodón, de lana o papel. Llegando a imponerse a las manufacturas de Castilla la vieja, Salamanca, Murcia y Alicante y se quintuplicó en el último cuarto del siglo XIX gracias al aumento de la demanda interna.


En el País vasco surgió la industria siderúrgica (ligada a la banca vizcaína) y la minería en la década de los ochenta del siglo XIX aunque no logró consolidarse hasta el siglo XX puesto que existía una gran demanda del exterior de hierro bruto y se hacía más rentable importarlo. En este caso, tuvieron lugar inversiones extranjeras principalmente de Alemania, Francia y Gran Bretaña.

En Asturias y Santander se desarrolló una industria relacionada con las minas de hierro y carbón. Aunque la extracción de carbón fue importante pero relativamente escasa hasta 1890 puesto que en los altos hornos vascos se utilizaba carbón ingles que era más barato.
Es destacable la presencia de niños entre el grupo de mineros que aperecen en la foto.
Santander y Bilbao se convirtieron también en centros de producción naval lo que hizo que la producción de la industria siderúrgica vasca redujera sus exportaciones a Gran Bretaña. A continuación una imagen de Bilbao.

Esta expansión experimentada por algunas zonas de España, sobre todo Cataluña y el país vasco hicieron que en el año 1888 se celebrara en Barcelona la Exposición Internacional donde se reunían las delegaciones de los países más modernos y desarrollados de la época. Por lo que nuestro país parecía que comenzaba a acercarse al desarrollo cada vez más. Sin embargo, la balanza comercial de España continuaba siendo desfavorable respecto a la de Francia y Gran Bretaña.
A pesar de haber avanzado en algunos aspectos, en otros se seguía manteniendo un retraso que impedía recortar distancias con el resto de Europa:

  •       España seguía siendo un país principalmente agrícola hasta el punto de que a principios del siglo XX todavía el 70% de las familias vivían del sector primario. La desamortización de la tierra que se dio por finalizada con la llegada de la restauración y no logró crear una agricultura moderna.Por otro lado, los propietarios de las tierras tampoco realizaron inversiones de capital relevantes ni introdujeron nuevas tecnologías que modernizaran las técnicas de trabajo. España continuaba siendo un país donde los campesinos trabajaban las tierras de los grandes latifundistas o, una minoría, que tenían las suyas propias pero sin beneficios.


  •  Se dependía de los capitales económicos extranjeros como en el caso se la metalurgia y siderurgia vasca y la tecnología del exterior.
  • No existía un mercado lo suficientemente amplio y con un cierto poder adquisitivo como para que la industrialización se desarrollara más rápidamente.
  • Los trabajadores del campo no lograban avanzar y cada vez se iban quedando más marginados y con menos capacidad económica.
  •  Se implantó una política proteccionista ya que los productos españoles en  muchos casos no eran competitivos con los extranjeros puesto que sus costes de producción eran muy elevados debido, principalmente, a la falta de tecnologías.
  •  La tasa de crecimiento de España era mucho más baja que la media del resto de Europa, más  similar a ciclos antiguos que a un país moderno. Por lo que tampoco se favoreció la revolución industrial. En el mapa que encontraremos pinchando en el link que aparece acontinuacion apreciar como crecía cada zona de España entre 1887 y 1920, encontramos zonas como Zamora, Guadalajara, Huesca y Burgos que experimentaron, incluso, un crecimiento negativo.http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fb/Variaci%C3%B3n_de_la_poblaci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_entre_1887_y_1920.svg

Aspectos que explican el retraso económico
El retraso de nuestra economía y el consiguiente costoso desarrollo de la industria se pueden explicar gracias a algunos aspectos de nuestra historia y algunos rasgos de la geografía:
 Las comunicaciones se hacían dificultosas debido a las características geográficas españolas. Además era más complicada la formación de un mercado nacional articulado.
Las materias primas y fuentes de energía presentes en la península se encontraban dispersas por los que era complicada su utilización para la producción industrial. Por ejemplo, el carbón era escaso, de mala calidad y de extracción costosa. Como agravante de esta dispersión de las materias primas y fuentes de energía, estas se encontraban lejos de puertos marítimos. Situación que no afectaba a Asturias y el País Vasco donde sí coincidían.
La población española no tenía un gran crecimiento demográfico como cualquier país moderno de la época por lo que la mano de obra para las industrias escaseaba. Además la población crecía de forma desigual en las distintas zonas y a finales de siglo el excedente de población en vez de emigrar hacia las ciudades se fue al exterior (Sudamérica)
La agricultura no era extremadamente productiva por lo que no había excedentes agrícolas.
No existía un mercado nacional que tuviera poder adquisitivo suficiente para poder absorber la producción industrial debido a las bajísimas rentas de la mayor parte de la población. Con la pérdida de las colonias en América España perdió un excelente mercado para sus productos y una fuente de materias primas a bajo coste.
La ausencia de capitales y de una mentalidad inversora no posibilitó la innovación en las técnicas productivas de la industria española y el escaso capital obtenido por los beneficios agrícolas, en vez de ser invertido en el desarrollo de la industria, se orientó hacia la compra de la deuda pública y de tierras desamortizadas.
 Para tratar de paliar todas estas dificultades en España se desarrollaron dos políticas económicas bastante opuestas:
El proteccionismo que defiende la imposición de aranceles o impuestos a los productos del exterior para proteger los del propio país. Y el librecambismo que propugna que el estado no intervenga en el comercio, la libre circulación de las mercancías y la desaparición de las aduanas.
A favor de la primera política encontramos a un pequeño núcleo de burguesía industrial periférica catalana con el objetivo de crear una industria moderna sin disponer de una industria metalúrgica básica,  sin unos medios de financiación adecuados y un mercado suficiente.
Por otro lado, a favor del librecambismo estaba la oligarquía terrateniente de Castilla y Andalucía que pretendían que España fuera una gran productora de cereales que abasteciera a Europa.
La que mas triunfó fue la política proteccionista que impidió un desarrollo competitivo de la industria, potenció el inmovilismo y no se incentivaron los necesarios cambios tecnológicos.
Consecuencias demográficas de la industrialización.
En lo que respecta a la población española, durante esta época de cambio, creció de forma importante en el siglo XIX.
En el último cuarto del siglo XIX la población española creció paso de 16 millones a 18 millones un crecimiento lento principalmente por las elevadas tasas de mortalidad (27%) y de natalidad y por epidemias masivas como el cólera. Además, las características de la población de España no eran propias de una etapa demográfica moderna. La tasa de crecimiento era un 6‰ más baja que la media europea. Por otro lado, la esperanza de vida en 1900 no superaba los 35 años de media. Este tipo de crecimiento no servía para la creación de mano de obra para las industrias.
Se originó una corriente de migraciones desde el interior de la península hacia las zonas donde se desarrollaban las nuevas actividades económicas (Cataluña, Asturias, País Vasco…). Este tipo de migraciones se vio facilitada por el ferrocarril. Sin embargo, también hubo población fundamentalmente jornaleros de Canarias, Galicia, Cantabria, Asturias, País Vasco, y Barcelona, que emigraron a Sudamérica sobre todo a Argentina en busca de un empleo y unas condiciones de vida que no podían encontrar en España.

Esta llegada de personas a las zonas más industrializadas de España produjo una falta de viviendas en los cascos urbanos por lo que se crearon barrios periféricos (suburbios) sin infraestructuras ni servicios. Es el caso del ensanche de Barcelona o ``La Ciudad Lineal´´ proyectada para Madrid en 1892.

Los diferentes gobiernos asistieron pasivos a este proceso migratorio sin intentar detenerlo, pues eran conscientes de que el país era incapaz de dar trabajo y alimento a la población excedente.
A pesar de estas migraciones España continuó siendo un país principalmente agrario aunque la vida urbana influyo en la mentalidad colectiva y fue, poco a poco, concentrando el interés nacional.
Las grandes ciudades del Norte y levante como Barcelona, Bilbao o Valencia, y también Madrid, crecieron aceleradamente en el último cuarto de siglo.
Industrialización en Canarias.
 En la segunda mitad del siglo XIX  y principios del siglo XX en canarias no se comenzaba a dar un sistema capitalista fruto de la industrialización sino que se seguía manteniendo un sistema casi feudal puesto que no tuvo lugar una completa y verdadera proletarización del campesinado. Es decir, en Canarias donde, al igual que en el resto de España, una inmensa población se dedicaba a la agricultura prácticamente nada cambio. Todo seguía sin mejoras significativas y sin repercusión alguna de lo que ocurría en la península para el campesinado.
Conclusiones
Después de haber estudiado esta parte de la historia española, considero que el retraso histórico que tiene España, aún hoy en día, es consecuencia de una serie de gobiernos incompetentes que se han cerrado al cambio y al avance. En esta época con la Restauración, más tarde con el régimen dictatorial de Primo de Rivera, luego una pequeña ventana de modernidad con la Segunda República y otra vez de nuevo una dictadura arcaica y tradicional de Franco. Por ello, creo que ahora que tenemos la posibilidad de avanzar y crecer como país no debemos desaprovechar la oportunidad.

Por otro lado, las condiciones en las que tenían que vivir en aquella época los campesinos y trabajadores de fábricas me parecen inaceptables, aunque como el pasado ya no podemos remediarlo, y debemos aprender de él, lo justo sería que en el presente tampoco apoyáramos empresas u organizaciones que trabajen de ese modo. Por ejemplo, no comprar productos que sepamos que han sido elaborados con mano de obra barata, en muchos casos niños, en fábricas que no respetan las condiciones y horarios de trabajo de los empleados.