La situación industrial de España respecto a los demás
países europeos era atrasada puesto que nos faltaba potencia y un mayor nivel
de desarrollo económico. Sin embargo, España trato de no dejar pasar este tren
e intentó asemejarse a países como Francia o Gran Bretaña.
Algunos aspectos que tenían a España atrasada trataron de
mejorarse como la duplicación del tendido ferroviario permitió y el aumento
espectacular del número de viajeros y del volumen de mercancías transportadas.
También se mejoró la red de carreteras, se extendió el servicio de correos, se
difundió el telégrafo y la energía eléctrica comenzó su difusión. Por ejemplo,
en 1882 ya había iluminación de este tipo en Barcelona y en Madrid.
La industrialización esta fue muy lenta, localizada y sin
planificación alguna. Fue la época en la que se asentó el capitalismo
industrial español. Se extendió principalmente por:
La industria en Cataluña se centró en la producción de
algodón, de lana o papel. Llegando a imponerse a las manufacturas de Castilla
la vieja, Salamanca, Murcia y Alicante y se quintuplicó en el último cuarto del
siglo XIX gracias al aumento de la demanda interna.
En el País vasco surgió la industria siderúrgica (ligada a
la banca vizcaína) y la minería en la década de los ochenta del siglo XIX
aunque no logró consolidarse hasta el siglo XX puesto que existía una gran
demanda del exterior de hierro bruto y se hacía más rentable importarlo. En
este caso, tuvieron lugar inversiones extranjeras principalmente de Alemania,
Francia y Gran Bretaña.
En Asturias y Santander se desarrolló una industria
relacionada con las minas de hierro y carbón. Aunque la extracción de carbón
fue importante pero relativamente escasa hasta 1890 puesto que en los altos
hornos vascos se utilizaba carbón ingles que era más barato.
Santander y Bilbao se convirtieron también en centros de
producción naval lo que hizo que la producción de la industria siderúrgica
vasca redujera sus exportaciones a Gran Bretaña. A continuación una imagen de Bilbao.
Esta expansión experimentada por algunas zonas de España,
sobre todo Cataluña y el país vasco hicieron que en el año 1888 se celebrara en
Barcelona la Exposición Internacional donde se reunían las delegaciones de los
países más modernos y desarrollados de la época. Por lo que nuestro país parecía
que comenzaba a acercarse al desarrollo cada vez más. Sin embargo, la balanza
comercial de España continuaba siendo desfavorable respecto a la de Francia y
Gran Bretaña.
A pesar de haber avanzado en algunos aspectos, en otros se
seguía manteniendo un retraso que impedía recortar distancias con el resto de
Europa:
- España seguía siendo un país principalmente agrícola hasta el punto de que a principios del siglo XX todavía el 70% de las familias vivían del sector primario. La desamortización de la tierra que se dio por finalizada con la llegada de la restauración y no logró crear una agricultura moderna.Por otro lado, los propietarios de las tierras tampoco realizaron inversiones de capital relevantes ni introdujeron nuevas tecnologías que modernizaran las técnicas de trabajo. España continuaba siendo un país donde los campesinos trabajaban las tierras de los grandes latifundistas o, una minoría, que tenían las suyas propias pero sin beneficios.
- Se dependía de los capitales económicos extranjeros como en el caso se la metalurgia y siderurgia vasca y la tecnología del exterior.
- No existía un mercado lo suficientemente amplio y con un cierto poder adquisitivo como para que la industrialización se desarrollara más rápidamente.
- Los trabajadores del campo no lograban avanzar y cada vez se iban quedando más marginados y con menos capacidad económica.
- Se implantó una política proteccionista ya que los productos españoles en muchos casos no eran competitivos con los extranjeros puesto que sus costes de producción eran muy elevados debido, principalmente, a la falta de tecnologías.
- La tasa de crecimiento de España era mucho más baja que la media del resto de Europa, más similar a ciclos antiguos que a un país moderno. Por lo que tampoco se favoreció la revolución industrial. En el mapa que encontraremos pinchando en el link que aparece acontinuacion apreciar como crecía cada zona de España entre 1887 y 1920, encontramos zonas como Zamora, Guadalajara, Huesca y Burgos que experimentaron, incluso, un crecimiento negativo.http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fb/Variaci%C3%B3n_de_la_poblaci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_entre_1887_y_1920.svg
El retraso de nuestra economía y el consiguiente costoso
desarrollo de la industria se pueden explicar gracias a algunos aspectos de
nuestra historia y algunos rasgos de la geografía:
Las comunicaciones se
hacían dificultosas debido a las características geográficas españolas. Además
era más complicada la formación de un mercado nacional articulado.
Las materias primas y fuentes de energía presentes en la
península se encontraban dispersas por los que era complicada su utilización
para la producción industrial. Por ejemplo, el carbón era escaso, de mala
calidad y de extracción costosa. Como agravante de esta dispersión de las
materias primas y fuentes de energía, estas se encontraban lejos de puertos
marítimos. Situación que no afectaba a Asturias y el País Vasco donde sí
coincidían.
La población española no tenía un gran crecimiento
demográfico como cualquier país moderno de la época por lo que la mano de obra
para las industrias escaseaba. Además la población crecía de forma desigual en
las distintas zonas y a finales de siglo el excedente de población en vez de
emigrar hacia las ciudades se fue al exterior (Sudamérica)
La agricultura no era extremadamente productiva por lo que
no había excedentes agrícolas.
No existía un mercado nacional que tuviera poder adquisitivo
suficiente para poder absorber la producción industrial debido a las bajísimas
rentas de la mayor parte de la población. Con la pérdida de las colonias en
América España perdió un excelente mercado para sus productos y una fuente de materias
primas a bajo coste.
La ausencia de capitales y de una mentalidad inversora no
posibilitó la innovación en las técnicas productivas de la industria española y
el escaso capital obtenido por los beneficios agrícolas, en vez de ser
invertido en el desarrollo de la industria, se orientó hacia la compra de la
deuda pública y de tierras desamortizadas.
Para tratar de paliar
todas estas dificultades en España se desarrollaron dos políticas económicas
bastante opuestas:
El proteccionismo que defiende la imposición de aranceles o
impuestos a los productos del exterior para proteger los del propio país. Y el
librecambismo que propugna que el estado no intervenga en el comercio, la libre
circulación de las mercancías y la desaparición de las aduanas.
A favor de la primera política encontramos a un pequeño
núcleo de burguesía industrial periférica catalana con el objetivo de crear una
industria moderna sin disponer de una industria metalúrgica básica, sin unos medios de financiación adecuados y
un mercado suficiente.
Por otro lado, a favor del librecambismo estaba la
oligarquía terrateniente de Castilla y Andalucía que pretendían que España
fuera una gran productora de cereales que abasteciera a Europa.
La que mas triunfó fue la política proteccionista que impidió
un desarrollo competitivo de la industria, potenció el inmovilismo y no se
incentivaron los necesarios cambios tecnológicos.
Consecuencias
demográficas de la industrialización.
En lo que respecta a la población española, durante esta
época de cambio, creció de forma importante en el siglo XIX.
En el último cuarto del siglo XIX la población española
creció paso de 16 millones a 18 millones un crecimiento lento principalmente
por las elevadas tasas de mortalidad (27%) y de natalidad y por epidemias masivas
como el cólera. Además, las características de la población de España no eran
propias de una etapa demográfica moderna. La tasa de crecimiento era un 6‰ más
baja que la media europea. Por otro lado, la esperanza de vida en 1900 no
superaba los 35 años de media. Este tipo de crecimiento no servía para la
creación de mano de obra para las industrias.
Se originó una corriente de migraciones desde el interior de
la península hacia las zonas donde se desarrollaban las nuevas actividades
económicas (Cataluña, Asturias, País Vasco…). Este tipo de migraciones se vio
facilitada por el ferrocarril. Sin embargo, también hubo población
fundamentalmente jornaleros de Canarias, Galicia, Cantabria, Asturias, País
Vasco, y Barcelona, que emigraron a Sudamérica sobre todo a Argentina en busca
de un empleo y unas condiciones de vida que no podían encontrar en España.
Esta llegada de personas a las zonas más industrializadas de
España produjo una falta de viviendas en los cascos urbanos por lo que se
crearon barrios periféricos (suburbios) sin infraestructuras ni servicios. Es
el caso del ensanche de Barcelona o ``La Ciudad Lineal´´ proyectada para Madrid
en 1892.
Los diferentes gobiernos asistieron pasivos a este proceso
migratorio sin intentar detenerlo, pues eran conscientes de que el país era
incapaz de dar trabajo y alimento a la población excedente.
A pesar de estas migraciones España continuó siendo un país
principalmente agrario aunque la vida urbana influyo en la mentalidad colectiva
y fue, poco a poco, concentrando el interés nacional.
Las grandes ciudades del Norte y levante como Barcelona,
Bilbao o Valencia, y también Madrid, crecieron aceleradamente en el último
cuarto de siglo.
Industrialización
en Canarias.
En la segunda mitad
del siglo XIX y principios del siglo XX
en canarias no se comenzaba a dar un sistema capitalista fruto de la
industrialización sino que se seguía manteniendo un sistema casi feudal puesto
que no tuvo lugar una completa y verdadera proletarización del campesinado. Es
decir, en Canarias donde, al igual que en el resto de España, una inmensa
población se dedicaba a la agricultura prácticamente nada cambio. Todo seguía
sin mejoras significativas y sin repercusión alguna de lo que ocurría en la
península para el campesinado.
Conclusiones
Después de haber estudiado esta parte de la historia
española, considero que el retraso histórico que tiene España, aún hoy en día,
es consecuencia de una serie de gobiernos incompetentes que se han cerrado al
cambio y al avance. En esta época con la Restauración, más tarde con el régimen
dictatorial de Primo de Rivera, luego una pequeña ventana de modernidad con la
Segunda República y otra vez de nuevo una dictadura arcaica y tradicional de
Franco. Por ello, creo que ahora que tenemos la posibilidad de avanzar y crecer
como país no debemos desaprovechar la oportunidad.
Por otro lado, las condiciones en las que tenían que vivir
en aquella época los campesinos y trabajadores de fábricas me parecen
inaceptables, aunque como el pasado ya no podemos remediarlo, y debemos
aprender de él, lo justo sería que en el presente tampoco apoyáramos empresas u
organizaciones que trabajen de ese modo. Por ejemplo, no comprar productos que
sepamos que han sido elaborados con mano de obra barata, en muchos casos niños,
en fábricas que no respetan las condiciones y horarios de trabajo de los
empleados.